“Al borde de la quiebra, la región de Valencia paga sus delirios de grandeza”. Con este titular encabezaba Le Monde un artículo publicado el pasado miércoles. A posteriori, los diferentes medios internacionales ilustraban las protestas de los llamados estudiantes, cómo algo novedoso y afortunado.
Pero los que vivimos aquí y no nos pagan los neoconspiradores de la alta finanza, sabemos a que intereses obedecen estas revueltas. Buscan destruir un orden malo, para traer otro peor.
Buscan en suma revivir los tiempos de Karl Marx, hoy feliz en su tumba al ver que los dirigentes del Partido Comunista Chino son los hombres más ricos del planeta.
Un neocomunismo ( que si ya el socialismo cómo dijo Largo Caballero esta reñido con la democracia) al servicio del partido más catastrofico que ha tenido y tiene que sufrir este país unido al karma rubalcaniano.
Un partido que desde finales del siglo XIX conspira contra España y su tradición. Esas minorias al final acabarán en el barco de Rubalcaba cómo mal menor y conseguiran espolear a Rajoy de la Moncloa en menos de dos años. Por que por más que recorte o pode Mariano, la única solución para poder crecer y gozar de un mini-estado del bienestar, pasa por eliminar los entes autonomicos del fatidico café para todos de Adolfo Suarez.
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